Pedro, una de las personas de tu equipo, interrumpe constantemente a los
demás en las reuniones, impidiéndoles formular sus opiniones de manera
tranquila. Es un miembro valioso del equipo, pero suele creer que tiene las
mejores ideas siempre y eso le pierde muchas veces. Como responsable del
equipo, estás muy preocupado por ese comportamiento ya que te consta que
molesta a los demás y retrasa mucho las reuniones y la toma de decisiones.
Decides encarar el problema con Pedro después de la reunión así que le llamas a
tu despacho…
Juan: Buenos días Pedro. Me gustaría comentar contigo algunos aspectos
sobre tu comportamiento en la última reunión que mantuvimos.
Pedro: De acuerdo, dígame.
Juan: Como sabes, no disponemos de mucho tiempo para emplearlo en reunirnos
y al mismo tiempo es esencial que lo hagamos. El otro día en la reunión
retrasaste al grupo con tus continuas interrupciones a las exposiciones de los
demás y en general no respetaste el escaso tiempo de exposición de tus
compañeros.
Pedro: Yo sólo expresaba mis ideas y en ocasiones intentaba ayudarles en su
intervención.
Juan: Por supuesto que tienes derecho a expresar tus ideas pero debes
respetar los tiempos de cada uno sin influir o imponer lo que piensas. Necesito
que cambies tu forma de actuar para no perder el tiempo con continuas
interrupciones.
Pedro: Creo que tiene razón, a veces soy demasiado impulsivo y no dejo
hablar a los demás, intentare cambiar mi actitud.
Reflexión:
Hacer críticas al igual que saber recibirlas es
una tarea necesaria, sobre todo en el ambiente de trabajo. Pero muchas veces
conlleva un esfuerzo para hacerla sin
herir los sentimientos de los demás y para aceptarla de manera constructiva.
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